Chapter 138
Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido
CapÃtulo 138 Bella giró la cabeza y que el dorso de la mano de Pedro estaba quemado de rojo.
-El sorprendido camarero se apresuró a disculparse-, es que no -Lo siento, lo siento...- conseguà esquivarlo...
Pedro dijo: No tiene nada que ver contigo, haz que la cocina vuelva a hacer la sopa, yo cubriré este coste.
Luego el camarero se marchó muy agradecido. En este momento Bella, conteniendo su preocupación que casi se le fue de la lengua, dijo a Pedro:-Lava tu mano con agua frÃa. Aunque ella ocultó sus sentimientos bien, Pedro capturó su mirada llena de preocupación. Entonces Pedro la miró con sus ojos oscuros y le dijo: -Ayúdame.
Bella no se negó. Por casualidad, habÃa un pequeño lavabo justo delante del pasillo. Bella abrió el grifo. Temiendo que el impacto del agua sea demasiado grande, primero cogió el agua con ambas manos y luego la regó lentamente sobre el dorso de la mano enrojecida de Pedro.
La luz del pasillo era de un color cálido amarillo, que se reflejó en el pelo y el delicado rostro de Bella, dándole otro tipo de ternura.
-¿Qué te gusta? -Preguntó Pedro.
Bella levantó inexplicablemente la cabeza, y sus ojos grandes y húmedos parecÃan tenirse de unos colores cálidos.
Viéndola, Pedro no puede evitar decir con una voz más suave: entender tus favoritos antes de hacerte regalo? -¿No has dicho que tengo que Al recordar lo que habÃa pasado anoche, Bella soltó una sonrisa irónica.
Si en el pasado Pedro le hubiera hecho la misma pregunta, ella habrÃa estado tan feliz que le habrÃa dicho todas sus cosas favoritas y luego ella habrÃa dicho: Pedro, jtú eres mi favorito! a Hoy en dÃa, a Bella sólo le parecÃa todo gracioso, entonces contestó: -No es necesario. Aunque lo hagas de buen corazón, no necesito queenvÃes nada más.
Al notar el desdén burlesco y la indiferencia en el pequeño rostro de Bella, el Pedro volvió a sentirse furioso vagamente, pero aun asà le dijo pacientemente: -Tu tÃo y tÃa siempre intentan reunirse y comer con el jefe de la Corporación Mar, estaré libre en un par de dÃas, asà que puedes llamarles que vayan al Grupo Romero.
Bella bajó los ojos, continuó duchándole el dorso de la mano y dijo: -La última vez te dije que esperaba que no te metieras en los negocios de la familia Fernández, no era una frase airada. Mi tÃo y tÃa aún no pueden reconocer la realidad ahora mismo, pero tarde o temprano aprenderán que sólo pueden contar con ellos mismos, La actitud distante y frÃa que adoptaba Bella al final hizo que Pedro perdiera la paciencia: -He dado la oportunidad, si quieres aprovecharla o no, todo depende de ti.
Luego de decir eso, Pedro cerró él mismo el grifo y dijo con voz impasible: -Vamos.
Bella no dijo nada, se limpió el agua en las manos, y llegó al palco VIP con Pedro. Miguel ya 1/2 +15 BONUS habÃa pedido a la cocina que les sirvieran unos cuantos platos sabrosos lo más rápido posible, y en ese momento, el profesor y sus asistentes ya estaban charlando con Miguel alegremente. Al oir el ruido, todos levantaron la vista.
Frente a las miradas lanzadas por estas personas, Pedro abrazó a Bella por los hombros con rostro inexpresivo y la presentó a ellos: -Es mi esposa, se llama Bella.
-Este es el Profesor Flores, y estos son sus dos manos derechas. -Pedro presentó a Bella estas personas de nuevo.
Bella soltó una sonrisa decente para cooperar con Pedro y los saludó: -Encantada de conocerlos a todos. Siento mucho por lo que he hecho, he pedido esos platos a mi antojo.
El profesor respondió sonriendo: -Está bien, los platos que pediste son muy buenos, muy vegetarianos y sanos, muy adecuados para alguien de mi edad.
Ante la broma del profesor, Bella también respondió con aire risueño y traviesQ: esq. Puedes comer de esta manera, pero no por tu edad, ¡no pareces vieja en absoluto! Escuchando su elogio, el profesor soltó una carcajada y dijo: -¡Señora Romero, eres muy chistosa y elocuente, siéntate y comamos juntos!
Bella miró a Pedro, indicándole que dijera al profesor que no hacÃa falta falta comer juntos, pero Pedro arrastró una Silla para ella y le dijo: -Ya que el profesor ha abierto la boca, sentémonos y comamos juntos. Bella no tenÃa ganas de comer aquà absolutamente, porque todavÃa le quedó el gran hueso en la mesa de fuera.
-Has hecho la broma, deberÃas desahogar la ira, ¿puedes sentarte ahora? otra vez.
Pedro le advirtió
Estas palabras ambiguas hacÃan que los dos asistentes junto al profesor soltaron una sonrisa. Viendo esta escena, Bella enrojeció ligeramente y le echó una mirada furiosa secretamente a Pedro. Al final, se sentó y dijo -Entonces lo obedezco. Today's Bonus Offer X