Capítulo 99
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 99
La capital siempre habÃa sido conocida por su clima caprichoso.
Nubes gruesas cubrÃan el cielo con una opresión sombrÃa que se podÃa sentir en el aire.
La lluvia caÃa, suave y persistente.
En la parada de autobús, la gente pisaba charcos poco profundos, caminando bajo sus paraguas a lo largo de la acera.
Patrullas policiales recorrÃan las calles.
En el Grupo Paz también reinaba un ambiente tenso; el trabajo intenso apenas dejaba tiempo para respirar. Ãltimamente, el presidente parecÃa haber perdido la razón, y la alta gerencia no encontraba paz, todos caminando sobre cáscaras de huevo, afectando a todos en la empresa.
La secretaria salió llorando de la oficina del presidente, entregando su identificación laboral con sollozos, âErnesto, ya no quiero seguir aquÃ.â
âSigue el procedimiento estándar de renuncia, hablaré con finanzas para arreglarlo, te daremos tres veces tu salario.â
âGracias, Ernesto.â
Ernesto entró en la oficina y fue inmediatamente consumido por una ola de frÃa seriedad. âSr. Paz, las autoridades, incluyendo la policÃa y otros departamentos, ya están buscando a la Srta. Violeta. Los vehÃculos que salieron de la capital ese dÃa están siendo inspeccionados uno por uno, y también hay vigilancia en las estaciones de buses. Puede estar tranquilo, la Srta. Violeta estará bien.â
Las gotas de lluvia se deslizaban por la ventana, el perfil marcado y la figura esbelta del hombre se reflejaban contra el cristal. Maurino, con un cigarrillo en la mano, se acercó a su escritorio y apagó la colilla en el cenicero. â¿Y qué hay de la Botica de Hierbas? ¿No hay nadie?â
Ernesto respondió, âSr. Paz, hemos estado vigilando cerca de la Botica de Hierbas durante cinco dÃas y la Srta. Violeta definitivamente no está allÃ. Por lo que sé, Adrián no ha ido a la escuela últimamente; también ha estado buscando a la Srta. Violeta. Con toda la lluvia reciente, Adrián cayó enfermo con fiebre alta y tuvo que ser hospitalizado;
todavÃa está allÃ.â
âDesde cuándo los asuntos de la familia Paz, requieren la preocupación de extraños.â
¡Adrián!
Un nombre en la lista negra de Maurino.
Ernesto sugirió: âLa vida afuera es dura, tal vez la Srta. Violeta no pueda soportarlo y
decida regresar por su cuenta.
Maurino se sentó en su silla, cerró los ojos y se frotó el entrecejo, su voz carecÃa de su habitual frialdad, âElla no lo hará. Violeta es diferente a los demás; ha estado sola desde pequeña. A menudo no estaba con ella y la dejaba sola en casa. Una vez, se perdió en el mercado y no pudo encontrar el camino de regreso, tuvo que vagar por las calles. Lo que más me temo es que ella se acostumbre a vivir asÃ.
No la llevé conmigo a la mansión porque no querÃa que nadie supiera de su existencia. En la familia Paz, solo se habla de intereses, no de sentimientos. Si se queda con la familia Paz, solo será utilizada por esa gente como una forma de controlarme.
No sé si mantenerla a mi lado fue lo correcto o no.â
Ahora, Maurino no podÃa creer que dejarla afuera tampoco le permitirÃa estar tranquilo.
Desde que Violeta tuvo problemas, no habÃa tenido un solo dÃa de descanso.
Ernesto trató de consolarlo, âLa Srta. Violeta estará a salvo. Ya hemos asignado más personal y seguimos la pista; deberÃamos encontrarla pronto.â
Ãltimamente, la persona que habÃa estado más cerca de Violeta era Adrián. Ella siempre habÃa dependido de él, como si no pudiera alejarse. Ahora, incluso en problemas, no buscó su ayuda, prefiriendo estar sola en las calles.
¿Qué le habrÃa hecho Adrián?
Si algo le pasaba a Violeta, no dejará que ningún miembro de su familia se salvara.
En la planta baja del Grupo Paz, Lucrecia bajó de una camioneta, llevando en la mano empanadas que habÃa preparado ella misma. Al entrar al edificio, la recepcionista la vio y dijo: âSrta. Salazar, ¿ya llegó? Lo siento, pero el presidente no está en la oficina hoy. ¿Qué le parece si vuelve en otro momento?â