Capítulo 642
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 642
Greta mordia suavemente la esquina de sus labios, sus ojos brillaban con timidez: âPapá, vi que entró una abuelita a la habitación, ¿esa es mi abuela?â
La expresión de Santiago cambió de inmediato, avanzó un par de pasos y miró hacia dentro de la habitación del hospital.
Dentro de la habitación,
Magda estaba acostada en la cama, recibiendo suero,
Al lado de la cama, habÃa otra persona sentada.
Era una anciana vestida con elegancia, con cabello plateado, y que proyectaba una presencia muy distinguida.
La señora llevaba un largo vestido de seda morado profundo y adornaba su muñeca y cuello con joyerÃa de gran valor. A pesar de estar en sus años dorados, todavÃa se podÃa apreciar que tenÃa un rostro delicado y hermoso; definitivamente, fue una belleza en su juventud,
Y al observar su rostro, era sorprendenteâ¦se parecÃa mucho a JazmÃn.
No, más bien, JazmÃn se parecÃa mucho a la anciana,
Al ver a la anciana sentada al lado de la cama, Santiago también se quedó paralizado en la puerta, sin atreverse a entrar.
Magda habÃa roto con su familia para estar con él, y habÃa pasado décadas sin verlos.
De repente, al ver a su suegra, Santiago se sintió culpable.
Magda notó a su esposo e hija en la puerta y dijo, âSantiago, Greta.â
âMá,â Greta llamó dulce y afectuosamente, entrando a la habitación.
Santiago, con la cabeza gacha, también entró.
Vera Cuito, sentada al lado de la cama, miró a Santiago con frialdad.
No tenÃa una buena impresión del hombre que se llevó a su hija y la separó de ellos durante tantos años,
Desde el principio no le agradó.
Y todavÃa no le agradaba.
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Luego, al ver a Greta acercarse a la cama, examinó a la niña de arriba abajo con una mirada aguda, sin mostrar si le agradaba o no.
âMa, ella es Greta.â Magda tomó la mano de Greta, dándole una señal, âGreta, ella
es tu abuela Vera, dile hola.â
Greta sintió la mirada penetrante de Vera sobre ella. Levantó la vista y se encontró con esos ojos agudos y perspicaces, como si pudieran ver a través de ella, lo que le hizo sentir un escalofrÃo y su color cambió ligeramente.
Era naturalmente dulce y educada, además de tener buen rendimiento escolar, lo que siempre le ganaba el cariño de los mayores.
Pero por alguna razón, podÃa sentir que esta abuela, que acababa de conocer, no parecÃa tenerle mucho afecto.
La mirada aguda de Vera aún estaba fija en ella, sin desviarse.
Greta se sintió incómoda, mordió su labio y dijo con voz suave: âHola, abuela.â
Su voz era suave y frágil.
Vera, por su parte, no respondió de inmediato.
âMa, Greta te está hablando.â Magda, viendo a Greta tan tÃmida, le recordó con ternura.
âMm,â Vera finalmente respondió con indiferencia.
âGreta, ve a servirle un vaso de agua a tu abuela.â Magda, dándose cuenta de que Vera no parecÃa muy afectuosa con Greta, le dio una palmadita y le hizo una señal. Greta, entendiendo el mensaje, asintió y se levantó rápidamente.
âNo hace falta,â dijo Vera con voz frÃa, âNo tengo sed.â
Greta, con el vaso en mano y a punto de servir el agua, se quedó parada en su lugar, sintiéndose incómoda y avergonzada.
âEntonces, abuela, ¿quieres que te pele una manzana?â Greta, viendo la frialdad de Vera, apretó sus labios y, tomando aire, fue a buscar una manzana del canasto.
âNo te molestes, acabo de cenar, no tengo hambre, Vera rechazó de nuevo con frialdad.
Greta se quedó con la manzana en mano, su expresión se tornó rÃgida.