Chapter 180
Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido
CapÃtulo 180 Tomando una decisión, anciana Romero dijo: -Bella, si eso es lo que quieres, entonces yo nopreocuparé más.
Hace mucho tiempo que no pruebo tus deliciosas galletas, ¿podrÃas hacer unas para mÃ? Mañan a por la mañana enviaré a alguien a recogerlas.
Antes, Bella era una noble señorita con chefs que cocinaban para ella. Pero habÃa escuchado una frase en una a: [Si quieres cautivar el corazón de un hombre, primero debes cautivar su estómago].
Decidió tomar clases de cocina para aprender a cocinar platos y postres.
Sin embargo, resultó que ella preparaba comida caliente y esperaba a Pedro todos los dÃas, pero nunca aparecÃa, incluso cuando la comida se enfriaba.
Incluso cuando aparecÃa, Pedro apenas comÃa.
Ni hablar de atrapar su corazón con esto.
Afortunadamente, todavÃa podÃa usar estas habilidades para cocinar postres para su abuelo y abuela.
Los ancianos no podÃan comer cosas demasiado dulces o grasosas, y ella se aseguraba de equilibrar los ingredientes para que comieran de manera saludable.
Desde que renació, Bella no habÃa vuelto a cocinar.
Pero ahora, cuando su abuela le hizo una petición, ella asintió rápidamente y dijo: -Por supuesto, no hay problema.
-Además, has prometido a la abuela que pasarás un tiempo de calidad con Pedro durante este perÃodo, asà que nomientas más. -añadió su abuela.
Bella entendió lo que su abuela pensaba y no se molestó en explicar demasiado, simplemente respondió: -SÃ. Después de la llamada de la abuela Romero, Bella, que originalmente planeaba pasar la noche en casa de su abuelo, regresó en coche a Villa Dragón.
Cuando entró en la casa preparada para pedirle a Fiona que le trajera algunos ingredientes, se encontró con Pedro sentado en el sofá de la sala de estar.
Probablemente todavÃa estaba molesto por lo que habÃa sucedido por la tarde, su apuesto rostro no mostraba ninguna expresión, pero sus ojos parpadearon ligeramente al verla.
-¿No fuiste a cenar con la abuela? -preguntó Bella, confundida.
-Regresé solo a la mansión, la abuela no te y sin razón algunaacusó de haberte tratado mal,regañó yechó de vuelta.
Dijo Pedro con mal tono-. Bella, sabÃas de esto y decidiste no ir a propósito, ¿verdad? QuerÃas que la abuelaregañara.
¿Otra vez regañado? Bien merecido.
Bella resopló y dijo: -No soy tan aburrida como tú.
Dicho esto, se dirigió hacia la cocina.
-Voy a comer fideos, sin cebolla. -dijo Pedro.
Sin saber qué malentendido se habÃa producido, el tono de su voz ya no era tan enfadado.
Bella se giró: ¿Qué? Pedro dijo: -¿No sabÃas que Fiona se tomó el dÃa libre? Como no he cenado, ¿puedes preparaalgo de comer? Estaba pensando demasiado.
-Señorito Romero, si no quieres ensuciarte las preciosas manos, entonces por favor usa tu teléfono y gasta dinero, pide comida para llevar o contrata a un chef que venga a cocinar.
Dijo Bella-. No soy tu criada, no tengo la obligación de prepararte la comida -respondió Bella.
Pedro frunció el ceño con frialdad: Si consideras que cocinar para tu esposo es un
comportamiento de criada, ¿por qué antes estabas tan entusiasmada? Incluso cuando te dije claramente que no querÃa comer, tú seguÃas cocinando.
Bella rió: -Si te autodenominas mi esposo, permÃtpreguntarte, señor Romero, ¿has cumplidoе tus deberes de esposo? ¿Te has preocupado por mis alegrÃas y tristezas? ¿O has respetado los resultados de mi trabajo?
-Estaba encantada de cocinar para ti, ¿te importó alguna vez? Desde el princihasta el final, no has NO om aetuado como un esposo, ¿por qué tienes el derecho de exigir que siga siendo una esposa adecuada? Las palabras de Bella dejaron a Pedro sin palabras.
-Entonces, ¿por qué estás en la cocina? preguntó él.
-Estoy haciendo galletas para la abuela.
Dicho esto, Bella se la vuelta y se marchó.
Al ver la figura delicada de Bella desaparecer en la cocina, el corazón de Pedro se llenó de una mezcla de sentimientos.
Bella ya no querÃa cocinar para él.
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