Capítulo 8
Probando la Tentacion – la visita Nocturna del gerente General casto
CapÃtulo 8 La enfermedad de su madre
Después de finalmente controlar la situación, regresó a su habitación para empacar sus cosas.
Afortunadamente, su viaje de negocios terminó siendo un éxito después de la noche loca y el complicado asunto del contrato.
Myla intentó con todas sus fuerzas dejar de lado sus pensamientos, especialmente aquellos sobre
La cara de Fabián. Sin embargo, su mente
Se negó a cooperar y asà continuó hasta que su teléfono, que yacÃa desesperadamente sobre la mesa, empezó a sonar sin cesar.
Al apresurarse, vio que era del hospital y su corazón se hundió al ver
ese momento.
Incluso presionando el botón de respuesta, no pudo evitar que su mano
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CapÃtulo 8 La enfermedad de su madre
temblando.
â¿Es esta la señorita Carter? Su madre tuvo un ataque cardÃaco repentino y la
La situación es crÃtica. Ella ahora está en el
sala de emergencias. ¡Por favor, ven lo antes posible!â.
La mente de Myla se quedó en blanco y casi pierde el equilibrio.
No fue hasta que Myla ya estuvo en el avión que se acordó de pedirle a SofÃa que le contara a George por qué tenÃa que partir antes de lo previsto.
Cuando Myla regresó a la ciudad de Nandaiba, el sol casi habÃa
colocar.
Después de tomar un taxi para ir al hospital, vio a su madre, Katherine, siendo llevada en silla de ruedas desde el
sala de urgencias al intensivo
Unidad de Cuidados.
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CapÃtulo 8 La enfermedad de su madre
Myla luchó por contener las lágrimas mientras miraba el rostro pálido de su madre. Intentó parpadear para quitarse la humedad de los ojos, pero las lágrimas seguÃan rodando por sus mejillas y aterrizando en la sábana blanca y esterilizada.
âNo lloresâ¦â
Katherine Jackson abrió débilmente los ojos y su voz apenas era un susurro. Intentó levantar la mano para secar las lágrimas de Myla, pero no tenÃa fuerzas ni siquiera para sostener la de su hija.
mano.
Myla rápidamente se secó la cara y forzó una sonrisa, tratando de ocultar sus emociones. âMamá, no estaba llorando. Fue sólo un poco de polvo que se metió en mi
ojos.
¡El médico quiere que descanses y que no te preocupes por nada!â.
Katherine asintió y pronto ella. El médico tratante se acercó y llamó a Myla para discutir
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CapÃtulo 8 La enfermedad de su madre
El estado de Catalina.
âDr. White, ¿cómo es que mi madre sufrió repentinamente un ataque cardÃaco? ¿No era su condición estable antes?â mila
preguntó ansiosamente.
âHicimos todo lo que pudimos, pero desafortunadamente su condición se ha ido deteriorando gradualmenteâ, suspiró el Dr. White. â¿Cuál es tu próximo plan? Si no operamos a tu madre lo antes posible, existe una alta probabilidad de que se produzcan más emergencias como la de hoy. Debes prepararte mentalmente para lo que se avecinaâ.
â¿Cuánto costará la cirugÃa ahora?â -Preguntó Myla inmediatamente.
âPor ahora, deberÃas prepararte
alrededor de 200.000 dólares. Centrémonos en realizar la cirugÃa primero y podremos discutir el tratamiento de seguimiento.
mas tarde.â
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El Dr. White soltó la bomba sobre el costo de la cirugÃa de manera tan casual, como si estuviera hablando del clima. Pero para Myla, la figura que mencionó fue como un puñetazo en el estómago. ¡Se necesitarán varios años para ganar tanto! Para entonces, puede que ya sea demasiado tarde.
El tiempo se acababa y el miedo a perderlo todo la carcomÃa.
âTómese un tiempo para considerarloâ, dijo el Dr.
Las palabras de White resonaron en su mente mientras
salió de la habitación.
Myla se encontró sola en el pasillo del hospital con poca luz, con el olor a desinfectante envolviéndola.
su.
Justo cuando pensaba que no podÃa soportar más el peso de todo esto, su teléfono vibró en su mano.
El nombre de SofÃa apareció en la pantalla.
â¿Cómo está tu mamá?â SofÃa
CapÃtulo 8 La enfermedad de su madre
La voz estaba llena de preocupación.
âEl médico dijo que es una situación de vida o muerte. Si no vamos a la cirugÃa, las cosas podrÃan empeorarâ, habló con la voz tensa. âSofÃa, ¿crees que podrÃas prestarme algo de dinero? No sé a quién más acudirâ.
Myla sintió una punzada de culpa cuando las palabras salieron de su boca.
Pedir ayuda no era algo a lo que estaba acostumbrada.
Nunca habÃa pedido dinero prestado a nadie a pesar de todas las dificultades que habÃa enfrentado. Pero esta vez habÃa tocado fondo. Su cuenta bancaria estaba vacÃa, agotada por la incesante batalla para salvarla.
la vida de la madre.
SofÃa no dudó ni un segundo. âPor supuesto. Puedo prestarte $40,000, ¿verdad?â
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lejos. Sólo envÃame los datos de tu cuenta.â
âSofÃa, eres increÃble. Pero el médico dijo que la cirugÃa costarÃa 200.000 dólaresâ¦â
⦠Realmente podrÃa perder a mi madre esta vezâ¦âMyla se apoyó contra la pared, deslizándose lentamente hacia abajo. âNo tengo forma de reunir 200.000 dólares. ¡De hecho, no lo he hecho!â
La voz de SofÃa coincidÃa con la desesperación de Myla. âNo podemos rendirnos todavÃa. ¡Tiene que haber otra manera!â
[¿De otra manera?]
La mente de Myla se aceleró, buscando desesperadamente una solución.
De repente, un destello de esperanza se encendió
dentro de ella, y Myla se congeló ante la
momento.