Chapter Capítulo 136
La Novia Equivocada Novela de Day Torres
CORAZONES ATADOS. CAPÃTULO 23. ¿Ustedes se conocen?
Los dos hombres, de traje y corbata, se presentaron en el despacho de James King. Uno tenÃa unos treinta y cinco años, rostro amable y un currÃculum impecable como guardaespaldas. Ãl fue el que le dio todas las explicaciones y referencias a James de por qué la agencia lo enviaba y hasta le contó algunas anécdotas de sus trabajos previos.
-Muy bien, queda contratado. Gracias, señor Sibar -dijo James dándole la mano.
-Para servirle.
El primer guardaespaldas se retiró y entró el siguiente.
TenÃa unos veintitrés o veinticuatro años, currÃculum corto y no despegaba los labios.
-¿Puedes decirme por qué la agencia me recomendarÃa a alguien tan joven? -preguntó James y el muchacho solo dijo dos palabras.
-Trabajo bien.
James arrugó el ceño porque tenÃa una cara de niño que no podÃa con ella y la seriedad de un hombre de ochenta años.
¿Has disparado un arma? -le preguntó.
-Varias veces.
-¿Has matado a alguien? -insistió James tratando de sacarle alguna información.
-No lo sé.
-¿Cómo que no lo sabes...? ¿No sabes si mataste a alguien?
-Pues no es como que me haya regresado a preguntarle si estaba bien -respondió el muchacho con tono neutro y James asintió. 9 ParecÃa como si hubiera sido diseñado para la tarea, como un robot con programación perfecta.
-OK, entonces... si la agencia confÃa en ti, creo que yo también deberÃa hacerlo -murmuró Jamesâ¿ Tienes algún requerimiento especial en cuanto a salario?
-No, señor. Pero en cuanto a otra cosa, sà -respondió el muchacho.
-Claro, dime.
-Tengo entendido que se solicitó protección para dos mujeres. ¿Es correcto?
-SÃ, asà es.
-¿Me puede asignar a la que menos hable, por favor? 4 James apretó los labios para no reÃrse. De las dos la que menos estaba en riesgo era Nahia, pero por otro lado Maddi no necesitaba un robot perseguidor, sino una persona afable como Sibar, asà que...
-Está bien, le asignaré a mi hermana pequeña. Es una niña muy dulce y dócil, solo tiene que acompañarla a la universidad y ella se pasará el dÃa entretenida en sus clases. 7 -Le agradezco, señor -fue la respuesta y James se levantó extendiendo su mano.
-Entonces queda contratado, señor Orlenko. 26 -Solo Aaron, por favor.
-Aaron. En la tarde conocerás a mi hermana. Te veo aquà a las seis. 7)
-Por supuesto, señor. Con permiso.
El hombre salió de la oficina y James respiró profundamente. Además de todo tenÃa un investigador tras los pasos de Martin, vigilando que no se le fuera a ocurrir hacer ninguna estupidez, pero por el momento todo iba bien.
Esa misma tarde, después de almorzar con Nahia y Maddi, las llevó a la oficina para que conocieran a sus guardaespaldas.
Sibar de inmediato hizo buena conexión con Maddi, los dos eran personas amables, sacrificadas y de buen corazón; pero apenas Nahia vio aparecer a Aaron por la puerta su rostro se puso lÃvido.
-¡Dime que esto es una put@ broma! ¿¡Tú qué carajo estás haciendo aquÃ!? -gruñó en dirección al muchacho y Maddi y James se miraron impresionados por aquella reacción.
Nahia no era una blandengue, pero solÃa ser una chica muy dulce, nada que ver con aquella gata boca arriba en la que de repente se habÃa transformado.
La sorpresa en el rostro de Aaron duró solo un segundo y luego su rostro volvió a ser impávido.
-¿Ustedes se conocen? -preguntó James.
-Aquà Robocop era el guardaespaldas de mi... -Nahia se mordió los labios porque no querÃa pronunciar Ja palabra âexâ y menos la palabra ânovioâ-. Dejémoslo en que no tenemos precisamente la mejor relación. Quiero a otro guardaespaldas.
-Bueno... James estaba a punto de acceder cuando Maddi apretó su mano.
-Nahia, ¿tuviste algún problema directamente con él? -preguntó Maddi dándose cuenta al instante de las chispas que estaban saltando en esa habitación.
-¡Pues con él no, pero... es un idiota insensible...!
-Su novio le puso los cuernos -murmuró Aaron y Nahia abrió los ojos como si acabara de abofetearla.
-¡Y tú lo ayudaste! -lo acusó.
-Exacto, gracias. En unos años cuando dejes el pañal te vas a dar cuenta del favor que te hice -siseó él con voz tajante y a ella se le fue un gruñido hosco.
Maddi llegó junto a ella y llamó su atención.
-Nahia, linda... tu hermano ya lo contrató, si lo devolvemos a la agencia probablemente lo castiguen...
-Mira cómo me duele -siseó Nahia.
-Bueno... pues aunque te duela vas a tener que hacer un esfuerzo, porque ya está contratado â le dijo Maddi con voz dulce pero firme-, asà que si tienes un problema con él deben solucionarlo. No es como que no tengas tiempo y oportunidad para...
arreglarlo.
Y aquel âarreglarloâ le sonó a Nahia a âdesquiteâ. Se giró hacia Aaron y lo miró con la sonrisa más malvada que una niña como ella podÃa esbozar. 2 -A partir de ahora es âseñorita Kingâ para tiâle advirtió-. Necesito guardaespaldas las veinticuatro horas, mi departamento solo tiene una habitación y mi sofá es muy caro, asà que ve consiguiéndote un saco de dormirâse acercó a él y suspiró con dramatismo-. Bienvenido a mi infierno, señor Orlenko.
Salió de la oficina con la mayor teatralidad del mundo y Aaron se acercó a James, hablándole por lo bajo. -Creo que me mintió, señor. Por la loca cobro el doble. 8 -¡Hecho! -sonrió Maddi dándole la mano y Aaron se acomodó el saco antes de correr detrás de Nahia.
James la miró sorprendido.
-¡Pudimos conseguirle cualquier otro guardaespaldas! -le dijo. ¿Por qué hiciste que se quedara con ese?
Maddi cruzó los brazos detrás de su cuello y le acarició el cabello de la nuca.
-Porque no importa cuánto veas a tu hermana sonreir. Una chica como ella solo se aleja de su familia porque tiene el corazoncito roto -le sonrió ella-. Ahora ya sabemos por qué, pero todos tenemos nuestra bandita, ¿verdad? Y yo creo que él puede ser la suya.
-¡Si sobrevive! -exclamó James.
-También está eso -rio Maddi-. Pero van a entenderse, ya verás. 2 James asintió abrazándola. Adoraba a aquella mujer. La querÃa tanto que casi le dolÃa, como si en las horas que no estaba con ella hubiera perdido una parte importante de su cuerpo.
La siguiente semana pasó rápida y alborotada. Las escenas de Nahia con su guardaespaldas eran el chisme favorito de James y Maddi, y como era normal, del resto de la familia cuando se ponÃan en videoconferencia.
Finalmente comenzaron a llegar las cartas de admisión de las universidades. Las de Nahia eran casi todas aceptaciones. Maddi recibió varios rechazos, pero James no le permitió deprimirse; por haber interrumpido sus estudios hacÃa más de seis años era obvio que le costarÃa un poco más reincorporarse.
-No te preocupes, estoy seguro de que lo conseguirás -le dijo James.
-Claro, con dinero todo se consigue -murmuró Maddi un poco deprimida.
-Oye, nena, mi dinero entra en el pago de las colegiaturas y las cuotas, pero las entrevistas las hiciste tú, si entras a alguna universidad te garantizo que será por tus méritos, no por mi dinero. ¿De acuerdo? -la animó-. Pero eres una persona muy especial, Maddi, y tienes un potencial increÃble, estoy seguro de que más de un decano habrá visto eso.
Y dos dÃas después esa fe tuvo su recompensa cuando James entró a la casa corriendo como un loco. -¡Maddiiiiiiii! ¡Maddi, baja! ¡Baja nena, apúrate! -le gritó mientras dejaba aquel sobre encima de la mesa y abrÃa la nevera para sacar una botella de champaña.
La vio bajar las escaleras de prisa y descorchó la botella con emoción, casi bañándola en champaña. -¿Estás loco? -rio ella-.
¿Qué haces? ¿Qué pasó?
-¡Mira ese sobre! -exclamó James dejando a un lado la botella y sacando su celular para grabarla.
-¿Qué... qué es? -murmuró ella tomándolo y por la parte de atrás decÃa Royal Holloway University of London.
El sobre ya estaba abierto y Maddi contuvo la respiración mientras sacaba la carta y la leÃa.
-¿Me... me aceptaron? -susurró con un hilo de voz.
-¡Si! -gritó James echándose a reÃr y abrazándola.
-¿De verdad? ¿De verdad, James? -preguntó sin creerlo todavÃa-. ¡Oh, Dios mÃo! -exclamó ella abrazándolo y derramando unas cuantas lágrimas.
-¡Claro que sÃ, nena! ¡Maddi, entraste a una de las mejores universidades de Londres! ¡Mira el mensaje de la directora de admisiones! -le enseñó él mostrándole su celular porque ya habÃa confirmado la carta.
âEstamos encantados de informarle que ha sido admitida a la Royal Holloway University of London para el curso de pregradoâ.
-¡Dios, qué emoción! -chilló besando a James con alegrÃa mientras se bebÃan aquella champaña helada.
Maddi no podÃa creerlo. Sus sueños se estaban haciendo realidad y todo gracias a James. Ãl habÃa sido su apoyo incondicional en todo aquel proceso, igual que Nahia.
-¡Nahia! ¡Tenemos que avisarle! -exclamó Después de reponerse del shock, Maddi llamó a Nahia para contarle la noticia.
-¡Me acaban de aceptar en la Royal Holloway! -fue lo primero que le gritó y del otro lado escuchó muchos gritos de entusiasmo.
-¿En serio? -preguntó Nahia emocionada, pero no sorprendida porque sabÃa que Maddi conseguirÃa una buena universidad-.
¡Ya voy para allá!
Antes de colgar el teléfono se escuchó un estruendo y una voz masculina que decÃa: â¡Te mato!â pero Maddi solo sonrió.
Media hora después Nahia aparecÃa por la puerta y Aaron entraba detrás de ella chorreando agua.
Maddi y James se miraron espantados y ella le señaló el baño más cercano mientras él iba a buscarle una muda de ropa. Lo vio en la puerta del baño hecho un pollo mojado y se encogió de hombros. -¿El triple? -lo animó y Aaron gruñó un: âMás le valeâ
antes de entrar a cambiarse.
Maddi y Nahia, por su parte, celebraban emocionadas el hecho de que las dos hubieran recibido cartas de admisión.
-¡Estoy tan feliz, Maddi! ¡Te lo mereces! -exclamó la muchacha y se giró hacia su hermano-. ¡Ve pensando en qué cosa linda le vas a regalar! ¡Si es menos que un deportivo te juro que te pego!
James se rio a carcajadas y Maddi negó con vehemencia porque ella de verdad no querÃa un auto deportivo.
-Bueno, y tú, chiquilla, ¿ya decidiste a qué universidad vas a ir? -le preguntó su hermano y ella sonrió.
-Acepté la solicitud de Oxford -respondió Nahia.
-¡Pero es muy lejos!
-Ahà fue donde tú estudiaste, idiota -siseó ella-. Y es donde estudió Sophi, yo también quiero ir. Además solo está a ochenta kilómetros y tengo un guardaespaldas, no hay forma de que puedas tenerme más controlada.
-¡Oye yo no quiero controlarte, quiero protegerte... pero estoy muy orgulloso de ti, sé que te va a ir genial! -exclamó James abrazándola por la cintura y alzándola.
-Gracias, hermanito. ¡Te quiero!
Pocos dÃas después todos viajaban a Oxford para buscar un departamento que a Nahia le gustara, y James casi le tuvo que cuadriplicar el salario al guardaespaldas porque ella insistÃa en tener solo una habitación para que él durmiera en el suelo.
-Pues entonces le rento un departamento para él justo cruzando el pasillo -la amenazó James-, te advierto que lo dejaré poner cámaras en el tuyo.
pero A regañadientes los dejaron ubicados en el mismo departamento de dos habitaciones, y a punto de empezar el curso; y ellos regresaron a Londres para que Maddi pudiera prepararse para su propia entrada a la Royal Holloway.
-Ni siquiera puedo comenzar a decirte la ilusión que esto me hace -murmuró Maddi mientras compraba su computadora portátil para las clases.
-Pues si esto te entusiasma, ya verás cuando te dé la otra sorpresa que te tengo -sonrió James y ella lo miró con ternura, porque aquel hombre cada dÃa le robaba más el corazón.
-¿Qué sorpresa?
Lo vio sacar una venda negra y contuvo el aliento.
-¿Me vas a llevar a un cuarto rojo del placer? -preguntó Maddi y él hizo un puchero.
-¡Maldición! ¡Olvidé eso! A la próxima será susurró sobre su boca antes de besarla-. Ahora ponte esto, porque tú y yo vamos a dar un paseo muy especial.