Capítulo 160
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 160
Violeta se dio cuenta de que estaba en la ruta hacia la antigua casa de la familia Paz.
Cuando llegó al portón de la familia Paz, la sacaron y dejaron en el suelo.
Mirando la gran puerta cerrada, esperó hasta que una figura conocida saliera.
Al acercarse a Violeta, Emilia la miró de arriba abajo y dijo, âPues mira que eres bonita, cuando crezcas vas a ser toda una belleza.
Entra, la anciana te está esperando.â
Violeta levantó la mirada hacia la imponente casa de caoba y sintió como si hubiera viajado a otro mundo.
HabÃa vivido muchos años allà y pensaba que nunca volverÃa a cruzarse con ellos, pero aquà estaba de
nuevo.
Cruzó el umbral y entró al salón principal, donde Noa estaba sentada en una silla de brazos, apoyándose en su bastón. Sus ojos, aunque ancianos, eran agudos y penetrantes. La anciana fijó su mirada en ella por un largo momento. Después de un rato, habló, âSà que te has calmado después de una noche encerrada.
Una huérfana de repente luce joyas y ropa que valen miles. Jamás he visto a alguien que haya vivido penurias gastar tan a lo loco.
Si lo que quieres es dinero, en honor a tus padres, que salvaron la vida de Maurino, puedo darte una suma con la que no tendrÃas que trabajar en tu vida, además de encontrarte una buena familia que te adopte. TendrÃas asegurado un techo y comida. Con el respaldo de la familia Paz, no te faltarÃa nada.â
Esa vieja bruja.
Parece que la idea de deshacerse de ella nunca habÃa desaparecido de su mente.
Violeta se defendió, âMaurino me dio la tarjeta.â
La última vez que Noa la habÃa visto, le habÃa quedado claro que era una huérfana sin hogar, además su nieto habÃa sufrido en el exterior, escapando de asesinos y manteniéndola con vida.
Cualquiera podÃa decir eso, menos ella.
â¿Usas el nombre de Maurino asà nada más? No tienes modales, no conoces el respeto. Como mÃnimo deberÃas llamarlo âhermanoâ.â
El tono de Noa era intenso.
Con calma, Violeta replicó, âYo no aspiro a ser parte de la familia Paz.â
âIncluso como una sirvienta te sientes superior.â
âNo me atreverÃa a decir más, al final, siempre tienen razón.
Claro, soy una descarada, no sigo las reglas, pero aunque termine en la calle compitiendo con los perros por comida, jamás harÃa algo deshonesto.
Lo que compré fue solo para tratar de aclarar el malentendido entre Maurino y Lucrecia. No he gastado ni un centavo de esa tarjeta en mÃ.
De todos modos, ya he dicho mi verdad. Crean lo que quieran.â
Noa soltó una risa frÃa, âYa veremos qué tan cierto es lo que dices cuando le pregunte a Maurino. Si mientes, ¿sabes qué consecuencias enfrentarás?
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CapÃtulo 160
El dinero de la familia Paz no es para que cualquiera lo gaste. Si yo quiero, tendrás que devolver hasta el último centavo que hayas usado.â
Violeta no habÃa comido en toda la noche y ahora sentÃa la oscuridad nublar su visión por la hipoglucemia, las luces comenzaban a parpadear ante sus ojos, âMaldita vieja, ¿qué se han creÃdo?â
Emilia se molestó, âEres una mocosa sin modales, ¿cómo te atreves a insultar a la señora?â
Violeta sintió un dolor punzante en el estómago al toser varias veces, se cubrió la boca al hacerlo y justo cuando iba a dar un paso, su visión se oscureció completamente y se desmayó sin previo aviso.
Al ver a la niña caer, Emilia se acercó preocupada, pero al ver la sangre en la palma de su mano, su rostro palideció, âEsto no es bueno, señora, la niña está mal.â
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