Capítulo 143
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 143
Ella rechazó la oferta con firmeza: âHermano, sabes que me mareo en el coche, estar
delante me hace sentir mejor.â Sin esperar a que Maurino dijera algo más, se sentó en el asiento del copiloto, desafiando su voluntad.
Dana intervino: âMejor yo manejo.â
Maurino la miró con frialdad.
Dana no se atrevió a decir nada más.
Violeta se sentó en el asiento delantero, apoyándose en la ventana del coche, logrando aguantar el viaje.
Cuando llegaron a la escuela, no dijo ni una palabra. Ni siquiera le dijo adiós a Maurino al bajar del coche y marcharse con pasos apresurados.
Si eso hubiera sido en el pasado, Violeta no habrÃa soportado la presencia de Dana, pero al recordar que en su vida anterior la única persona que estuvo a su lado y la habÃa ayudado fue Dana, no podÃa decir que le gustaba ni que le desagradaba.
Definitivamente era mejor que Lucrecia.
No le gustaban las actitudes fingidas de esas chicas delicadas como Lucrecia, pero sabÃa que era el tipo que Maurino preferÃa.
Dana no tenÃa mucha autodisciplina. Sus deseos internos, amplificados por la reacción y una alergia a los medicamentos, fueron letales.
La Villa del Sol tenÃa todo tipo de medicamentos a la mano y por suerte habÃa tomado antialérgicos a tiempo el dÃa anterior.
De lo contrario, quién sabe si habrÃa sobrevivido la noche.
Dana dijo: âSeñor Paz, por favor, ¿podrÃa llevarme al hospital?
Después puede dejarme en la esquina, puedo tomar un taxi de vuelta.â
Maurino se quedó en silencio, pero al final le pidió al conductor que se dirigiera al hospital.
La chica fue al hospital para un análisis de sangre y pruebas de alérgenos, donde se atendió con un especialista/
Después de los exámenes, tendrÃa que esperar quince minutos para obtener los resultados.
Se sentó en una silla,
anterior comenzaro erró los ojos y descanso un poco, los vagos recuerdos de la noche
anterior comenzaron a surgir en su mente, la mayorÃa le ofrecÃan un breve consuelo, pero
eran mortales.
Además, el comportamiento de Maurino era el de un veterano en el juego del amor podria rechazarlo, una vez que se entraba en su Juego, a menos que él dijera basta, nadie podria salir lleso de su control.
Quince minutos después, llegaron los resultados del examen. La prueba mostró que habla Inhalado éter alucinógeno y los médicos le sugerÃan que se quedara en
observación por un tiempo..
Dana se negó.
HabÃa un contrato firmado desde la noche anterior y necesitaba implementar ese proyecto lo antes posible.
Aguamar era un trozo de carne gordo que muchos tenÃan en la mira.
Después de que le vendasen de nuevo la herida en la frente, dejó el hospital. No esperaba que Maurino estuviera esperando todavÃa en la entrada del hospital.
El coche se acercó.
Después de dudar unos segundos, Dana subió al coche y se sentó al lado del hombre, âSeñor Paz.â
Maurino cerró los ojos, â¿Qué mostraron los exámenes?â
Ella respondió, âNada serio, me dieron una inyección, deberÃa mejorar cuando el efecto
pase.â
âLo de anoche estuvo bien, te daré lo que mereces y será más, no menos.â
Dana agradeció, âGracias, Señor Paz.â
Negociar sentimientos con un comerciante es menos efectivo que hablar de intereses.
Maurino podrÃa darle dinero a todas las mujeres hermosas que le gustaban, pero los sentimientos eran francamente, un lujo.
En la sala de juntas.
El tema era la construcción de un nuevo edificio y crear el centro comercial más grande de Aguamar, que podrÃa aumentar las ganancias netas anuales del Grupo Paz en un once por ciento.
Aguamar era la zona de desarrollo económico más grande y con la competencia en mano, Maurino estaba seguro de que podrÃa obtener los derechos de desarrollo.
Al final de la reunión, Ernesto recibió un mensaje y se inclino para informar: âSeñor Paz, su abuela ha llegado.â
Fuera de la oficina del presidente, la puerta estaba abierta de par en par y un asistente
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solla con una bandeja, âSeñor Pazâ
Maurino se frotó la sien. Con una mano en al baleilles, entrà en la ahema
Dana también entro
âTodavia tienes al descaro de volvert Mira lo que has hechof La tasa de mate que vole hacia él no fue esquivada por Maurino, sino que se estrelle a sus pies, salpicando y mojando el borde de su pantalón de traje.