Capítulo 117
Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
CapÃtulo 117
Al bajar del taxi, el teléfono en la bolsa de Violeta comenzó a vibrar con una llamada entrante. Al ver el número que se mostraba en la pantalla, frunció el ceito con
preocupación. TenÃa el presentimiento de que si contestaba esa llamada, seguramente no serÃa nada bueno.
Cuando la llamada se cortó automáticamente, Violeta fingló que todo estaba blen y siguió a Adrián hacia la entrada del lugar.
Pero antes de que pudieran avanzar, el teléfono sonó por segunda vez.
Adrián preguntó: â¿No vas a contestar?â
Violeta, con una mirada ansiosa, respondió: âEs mi hermano. Seguro quiere que vuelva a casa, pero yo no quiero volver.â
Adrián le palmeó la cabeza suavemente y le dijo: âContesta, es tu hermano, debe estar preocupado por ti.â
Violeta mordió su labio y asintió con la cabeza: âEstá bien.â
Maurino, al ver que las llamadas no eran respondidas, frunció el ceño, abrió la puerta de su oficina y dejó el teléfono a un lado para abrir un archivo. âErnestoâ.
âSr. Pazâ, respondió Ernesto.
Maurino revisó el archivo y firmó al final. âVe a la Botica de Hierbas y tráela de regreso.â Ernesto asintió: âEntendido.â
Justo cuando Ernesto terminó de hablar, el teléfono volvió a vibrar, mostrando una llamada entrante. Era el número privado de Maurino, quien ignoró el sonido persistente.
Ernesto intuyó la razón por la que el presidente no contestaba: âDebe ser la señorita Violeta llamando. ¿No va a responder? Puede que tenga algo importante que decirle.â
Maurino dejó lo que estaba haciendo y finalmente contestó el teléfono. La voz de la chical resonó desde el otro lado: âHermano, ¿necesitas algo de mi?â
El hombre miró su reloj de pulsera y habló con un tono serio: âSon las cinco. Quiero noticias de que has llegado a casa antes de las seis y media, de lo contrario, te quitaré tu dinero de este mes.â
âya le dije a Ernesto que te recoja.â
âNo, no hace falta, puedo volver por mi cuenta.â
âHermano, sé que estás ocupado. No tienes que preocuparte por mi, estaré en casa en un
rato.â
Maurino advirtió firmemente: âMás te vale que me obedezcas!â
Ah, zy a qué hora regresas a casa esta noche?â
El hombre miró inquisitivamente: âTengo un compromiso esta noche, volveré tarde. ¿Por qué me lo preguntas?â
âSolo queria saber.*
Antes de que Maurino pudiera seguir hablando, la chica colgó apresuradamente la llamada
Violeta guardó su teléfono y corrió hacia Adrián con una sonrisa: âAdrián, qué vamos a cenar esta noche!â
âTe prepararé una sopa.â
Si Maurino estaba ocupado y no tenÃa tiempo, no importaba si ella volvia a la mansión más tarde. Al final, podrÃa prescindir de su dinero del mes.
Adrián tosió un par de veces y Violeta rápidamente tomó el vaso para servirle agua. Se lo entregó y luego abrió la bolsa de plástico con medicinas, sacó algunas pastillas y las puso en la palma de su mano: âToma la medicina primero, yo iré a cocinar.â
âNo⦠no es necesario, puedo comer algo ligero esta noche. Mejor vuelve a casa temprano, no hagas que tu hermano se preocupe por ti.â
âMi hermano no estará en casa esta noche, asi que no importa si vuelvo o no. Prefiero quedarme aqui y cuidar de ti. Después de todo, te enfermaste por mi culpa, asi que no puedo dejarte solo.
âNo te preocupes, puedo preparar algunos platos sencillos.â
Adrián la miró partir, preocupado.
Violeta, asegurándose de que él no se levantara de la cama, lo ayudó a acostarse y lueg tomó sus zapatos y los dejó en la puerta.
Temiendo que pasara frÃo, buscó una prenda de ropa gruesa y se la puso encima.
Solo entonces se sinti
tranquila y fue a la cocina para preparar la cenaâ¦
Aunque Violeta no estaba acostumbrada a usar ese tipo de cocina, ya habÃa aprendido viendo a Adrián usarla antes.