Chapter Capítulo 430
La mamá de mi hijo será mi mujer
CapÃtulo 430 Ganando tiempo Duane no se inmutó. Debido a que estaba demasiado feliz, habÃa olvidado que habÃa una diferencia de tiempo de varias horas entre ellos.
âLo siento, me olvidé de nuestra diferencia horaria, pero te llamé porque lo que te prometà antes ya se ha hechoâ.
Diciendo eso, apuntó con la cámara de su teléfono a Tessa que yacÃa inconsciente en el suelo.
Cuando Hayley vio esto, su expresión de disgusto se alivió.
En ese momento, volvió a girar la cámara hacia sà mismo y preguntó: â¿De verdad planeas dejar que la gente la asalte?â
â¿Crees que estoy bromeando?â Ella lo miró con frialdad.
âSolo finge que no dije nada antesâ. Duane miró a Hayley con una sonrisa y rápidamente cambió de tema. âEn ese caso, ¿tres personas son suficientes? Mis hombres son fuertes, asà que tengo miedo de que muera si agrego más.
âMulta.â Hayley tampoco querÃa matar a nadie. Después de asentir con la cabeza, sugirió: âSerá mejor que recuerdes grabarloâ.
Planeaba mostrarle a Nicholas el video cuando llegara el momento para que supiera lo impura que era Tessa.
Naturalmente, Duane escuchó las palabras de Hayley. Después de colgar el teléfono, les pidió a sus subordinados que buscaran algún equipo de grabación y los señalaran a Tessa.
âTú, tú y tú. Te entregaré a esta mujer. CuÃdala bien.â
Cuando todo estuvo listo, Duane llamó a tres de sus hombres musculosos antes de darse la vuelta y marcharse con los demás. Los tres hombres que habÃan sido llamados estaban eufóricos porque no esperaban poder obtener un beneficio como este. Justo cuando estaban a punto de comenzar, Tessa, que habÃa estado inconsciente, se despertó con un gemido.
â¿Por qué está despierta?â los tres hombres preguntaron dudosos.
Al escuchar el ruido, Tessa miró hacia arriba en estado de shock mientras la escena antes de perder el conocimiento se reproducÃa en su mente. Estaba claro que habÃa sido secuestrada. Ante ese pensamiento, el miedo apareció en sus ojos, pero siguió obligándose a calmarse.
Las voces desagradables de los hombres sonaron en sus oÃdos. Es incluso mejor que esté despierta. Podemos divertirnos másâ.
Cuando escuchó esto, el rostro de Tessa palideció de inmediato. Sus ojos se abrieron y todo su cuerpo comenzó a temblar involuntariamente. Aunque no sabÃa quién la secuestró, por las conversaciones de los secuestradores, ¡sabÃa que planeaban humillarla! No, esto no funcionará. No puedo quedarme quieto asÃ. Tengo que hacer algo.
âAunque no sé quién te contrató para secuestrarme, puedo pagarte el doble del precioâ. Respiró hondo, resistió el pánico en su corazón y trató de negociar con los tres secuestradores. Incluso si no podÃa salvarse a sà misma, tenÃa que retrasar las cosas tanto como podÃa. De repente, se alegró de haber enviado un mensaje a Nicholas cuando entró en el ascensor. Ella creÃa que él definitivamente notarÃa algo mal si ella no aparecÃa después de mucho tiempo.
Los secuestradores no sabÃan lo que estaba pensando Tessa, pero se sorprendieron por su valentÃa y tranquilidad, ya que no esperaban que tomara la iniciativa de negociar con ellos. Intercambiaron una mirada, de repente sin saber si continuar o informar a su jefe.
Por otro lado, exhaló un suspiro de alivio cuando vio que no se movÃan. Después de pensarlo brevemente, aumentó su oferta y continuó: âSi lo piensas dos veces, el dinero aún no es suficiente, puedes nombrar un precio, tanto como quieras. Te prometo que mientras me dejes ir, no llamaré a la policÃa y lo trataré como si nunca hubiera sucedidoâ.
Por supuesto, su oferta era realmente atractiva. Los secuestradores se estremecieron por un instante, pero esos pensamientos se disiparon rápidamente, pues tenÃan miedo de no poder vivir para gastar el dinero. Después de trabajar con Duane durante muchos años, sabÃan muy bien que los métodos de su maestro no eran comparables a los de una persona común. Si desobedecÃan sus órdenes, serÃan ellos los que se llevarÃan la peor parte.
âAunque su oferta es muy tentadora, es una pena que solo estemos actuando bajo órdenes, asà que no desperdicien su energÃaâ.
Diciendo eso, los secuestradores una vez más se acercaron a ella con malas intenciones.
Tessa entró completamente en pánico. ¡Ni siquiera quieren más dinero!