Capítulo 679
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
Capitulo 679
Antes de que Jazmin y Emiliano tuvieran sus diferencias, ella solÃa visitar mucho la casa de Emiliano para disfrutar de la comida que Lidia preparaba con tanto esmero. Lidia cocinaba platos deliciosos que a JazmÃn le encantaban, siempre le preparaba una mesa llena de sus favoritos cada vez que visitaba.
En la vida cotidiana, Lidia también cuidaba mucho de JazmÃn, mostrándole un
cariño y atención especial.
Aparte de la abuela Dora, Lidia era otra de las personas mayores que JazmÃn respetaba mucho.
Al salir de la habitación del hospital.
Lidia acompañó a JazmÃn hacia la salida.
âJaz, sé que nunca quisiste ser parte del equipo de Emiliano. Yo también le insisti muchas veces para que no te presionara. Pero él siempre me dijo que eres un talento único en generaciones, y no querÃa perderte.â
âHace años, incluso antes de conocerte, ya estaba buscando a alguien que continuara su legado debido a sus problemas de salud. Cuando te encontró, estaba convencido de que el destino te habÃa puesto en su camino como la persona ideal para seguir sus pasos. QuerÃa hacerte su aprendiz, pero nunca imaginó que no te interesarÃa en lo más minimo.â
âNunca pensé que, después de todo lo que pasó, aún no se darÃa por vencido.â Lidia sostuvo la mano de JazmÃn, observando a la joven que se habÃa convertido en una figura elegante y esbelta, dudando unos segundos antes de continuar, âMientras no asegure un sucesor, dudo que pueda retirarse tranquilo.â
âPero su salud ahoraâ¦â Lidia se detuvo a medio camino, soltando un suspiro.
âLidia, dime lo que quieres decir.â JazmÃn siempre tuvo mucha paciencia con Lidia, mostrándose amable y comprensiva.
Era evidente el rodeo que Lidia estaba haciendo.
JazmÃn sabÃa perfectamente lo que Lidia querÃa decir.
Si hubiera sido otra persona, JazmÃn ya habrÃa perdido el interés.
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Pero Lidia era diferente.
Jazmin siempre recordaba a quienes le mostraban sinceridad.
âTan obvio es?â Lidia se sonrojó un poco, Jaz, me gustarÃa que Emiliano pudiera retirarse pronto. Tu conoces la condición de su salud, esta vez tuvimos suerte porque estabas aqui, si no, ni quiero pensar en lo que podrÃa haber pasado.â
âMientras no se retire, seguirá llenándose de preocupaciones.â
âPero él necesita descansar.â
âSiempre pensó en dejarte su legado. No confÃa en nadie más que en ti. Asà que, ¿podrÃa pedirte un favor? Acéptalo. Como el dice, puedes seguir haciendo lo que te gusta, nadie te molestará.â
âSolo presta tu nombre, para que pueda retirarse tranquilo, ¿por favor?â
âLidiaâ¦â Jazmin frunció el ceño.
Aprieta más fuerte la mano de Lidia, cuyos ojos se humedecieron, âJaz, nunca te he pedido nada. Esta es la única vez, te lo suplico. Emiliano realmente no puede seguir sometiéndose a más estrés.â
Viendo los ojos de Lidia enrojecidos, Jazmin dudó.
Le costaba mucho decirle que no.
âLidia, déjame pensarlo.â Al final, JazmÃn cedió, suavizando su postura.
Santiago, después de resolver algunos asuntos de lâa empresa, llegó en su coche al hospital para cuidar de Magda.
Apenas estacionó, al bajar del auto, vio una figura familiar en las escaleras de la entrada del hospital.
Era una joven delgada y alta, vestida con el uniforme del Colegio Paxsi de Excelencia.
Por ser tan delgada, incluso el tamaño más pequeño del uniforme le quedaba grande, llevándolo de forma desenfadada, con la mochila colgando casualmente sobre un hombro.
ParecÃa algo despreocupada.
Era JazmÃn.
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Al verla, la expresión de Santiago se endureció.
Recordando la receta que JazmÃn le habÃa dado a M