Capítulo 634
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 634
Aunque todavia no sabian que papel jugaba JazmÃn, estaba claro que si ZacarÃas la habia traido, era alguien con quien no podÃan darse el lujo de meterse
Por eso, el tono del Dr. Gonzales fue bastante cortès.
Al oir esto, Jazmin simplemente arqueó una ceja, manteniendo su expresión serena y sin mostrar molestia
No era la primera vez que se encontraba en una situación asÃ.
Después de todo, su edad estaba a la vista
Que no confiaran en ella era lo normal.
Ahora, los médicos estudian sin parar por años antes de graduarse y empezar a trabajar en un hospital, y para ese entonces ya están rozando los treinta.
Y si quieren ganar algo de experiencia, eso les toma al menos otros tres a cinco
años.
A su edad, Jazmin ni siquiera calificarÃa para hacer prácticas en un hospital.
Viendo que todos dudaban de la capacidad de JazmÃn, ZacarÃas frunció el ceño, su expresión se volvió seria y dijo: âNo estoy bromeando. La operación de Emiliano va a estar a cargo de JazmÃn. Esa fue la decisión de Emilianoâ.
El Dr. Gonzales cambió ligeramente su expresión: âPeroâ¦â
Una chica tan joven, ¿cómo va a realizar una operación?
Y más aún una operación de corazón, donde cualquier descuido podrÃa ser fatal.
âSeñor, no podemos arriesgarnos a dejar que una niña, que no sabe nada, nos asistaâ. Un médico murmuró insatisfecho, âSi algo sale mal durante la operación, ¿quién se hace responsable?â
âExactamente, si el señor insiste en que esta joven sea la principal, nosotros no nos atreveremos a participar en la operaciónâ.
Este grupo de médicos eran todos graduados de universidades prestigiosas.
Cada uno de ellos era bastante orgulloso.
Que les pidieran asistir a una estudiante de bachillerato, era algo a lo que no estaban dispuestos.
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Si Emiliano querÃa jugar con su vida, ellos no podÃan detenerlo.
Pero definitivamente no participarÃan en esa operación.
Considerar que una estudiante de bachillerato estuviera a cargo mientras que ellos médicos calificados, tuvieran que asistirla, era una completa ofensa para ellos.
El Dr. Gonzales, al escuchar a sus médicos alborotarse detrás de él, apretó los labios, a punto de hablar, cuando las puertas del ascensor se abrieron lentamente y un anciano con cabello canoso, gafas y traje salió de este.
Al ver al anciano, los ojos del Dr. Gonzales se iluminaron y se acercó emocionado diciendo: âDaniel, has llegadoâ.
âEs Daniel.â
âEl director ha traÃdo a Daniel.â
âEsto es genial, si Daniel está a cargo, serÃa un honor ser su asistenteâ.
âYo también quiero ser asistente de Danielâ.
El grupo de médicos detrás del Dr. Gonzales, al ver al anciano salir del ascensor, también se emocionaron.
Era como si hubieran visto a su Ãdolo.
Para ellos, Daniel era precisamente eso.
Una leyenda en el mundo médico, un experto de nivel nacional que goza de beneficios estatales en la Academia Médica Nacional, uno de los tres grandes tesoros de su campo.
No habÃa estudiante de medicina que no deseara ser aprendiz de Daniel.
Todos se emocionaron al pensar que, con Daniel presente, el encargado de la operación de Emiliano sin duda serÃa él.
Estaban dispuestos a dar lo mejor de sà para impresionar.
Quizás, si llamaban la atención de Daniel, podrÃan convertirse en sus aprendices y asegurar un futuro brillante para ellos.
JazmÃn, escuchando a los médicos emocionarse con el nombre de âDon Danielâ, levantó despreocupadamente sus oscuros ojos, y al ver al anciano que salÃa del ascensor, se detuvo un momento y luego entrecerró los ojos.
Le resultaba familiar.
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TenÃa una excelente memoria; nunca olvidaba un rostro que hubiera visto.
A este Daniel, lo habÃa visto una vez en casa de Héctor Real.
Era el médico que la familia Real habÃa contratado anteriormente para tratar al abuelo Héctor.
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