Capítulo 623
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
ndo que Adrián no tenÃa argumentos, Abelia se sintió satisfecha y le dijo, como quien no quiere la cosa, âRecuerdo que algunos dijeron que si Jaz sacaba la máxima puntuación en el examen de matemáticas, se arrodillarÃan y la llamarÃan âReinaââ.
âEso lo escuchamos varios. Ahora que están esparciendo rumores sobre que Jaz hizo trampa, ¿será que quieren evadir su promesa?â
Adrián se puso rojo como un tomate, estaba respirando con dificultad.
Y no era el único en la clase que habÃa hecho esa apuesta.
423
Con una expresión tranquila en su delicado rostro, JazmÃn les dijo: â¿Hay algún problema?â
Hugo se retorció la boca un momento: âPor supuesto que no. Lo que querÃa decir es, ¿puedes entenderlos?â
âClaro que sÃ.â JazmÃn pareció encontrar la pregunta un tanto extraña, frunciendo ligeramente el ceño, âSi no los entendiera, ¿por qué los leerÃa?â
Buenoâ¦
¡Eso tenÃa sentido!
Asà que JazmÃn, aun estando en el bachillerato, ya podÃa entender cursos universitarios.
No solo eso.
HabÃa aplicado esos conocimientos de manera tan fluida que, evidentemente, dominaba los métodos a la perfección.
â¿PodrÃas resolver este problema usando las mismas fórmulas y tu enfoque?â El profesor de la clase B de al lado sacó un examen viejo y en el reverso escribió un problema difÃcil de la competencia matemática del año pasado.
Era una pregunta de muy alta dificultad.
Ni siquiera el campeón del año anterior habÃa podido resolverla.
JazmÃn miró hacia el papel, no dijo nada y se acercó al profesor.
Luego, extendió la mano: âProfe, ¿me presta su pluma?â
El profesor se sorprendió, pero luego le pasó la pluma de inmediato.
Al pasársela, su mano tembló ligeramente y su rostro se iluminó con una expresión de emoción.
Con la mirada fija en JazmÃn.
Sin cortarse un pelo, JazmÃn vio una silla vacÃa en la oficina, la arrastró hasta ella y se sentó.
Tomando la pluma, la giró con destreza en su mano.
El profesor le preguntó ansiosamente: â¿Te parece difÃcil?â
JazmÃn levantó la vista, encontrándose con los ojos ansiosos del profesor, y le dijo sinceramente: âMás o menos.â