Capítulo 591
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 591
Después de leer el mensaje, JazmÃn guardó el celular en su bolsa y, tras pensar por un momento, levantó la vista hacia Gabriel con sus ojos oscuros y serenos: âMañana probablemente tenga que hacer algo y no podré venir al colegio, voy a pedir permiso para faltar mañana.â
Dado que su presencia en la escuela no marcaba una gran diferencia, Gabriel le concedió el permiso sin problemas: âEstá bien.â
âTengo más cosas que hacer, me voy.â
JazmÃn pidió el permiso y se dio la vuelta para irse.
HabÃa dado apenas un par de pasos cuando escuchó de repente un sonido fuerte detrás de ella, como si algo pesado hubiera caÃdo al suelo.
Sorprendida, se volteó rápidamente.
Gabriel, quien habÃa estado hablando con ella justo un momento antes, se habÃa desplomado en el suelo con una mano en el pecho, con una expresión de dolor en su rostro.
Estaba inmóvil.
El rostro de JazmÃn se transformó de inmediato, lanzó su mochila al suelo y se agachó junto a Gabriel, quien ya habÃa perdido el conocimiento, y comenzó a aplicar compresiones cardÃacas.
Después de unos diez minutos aproximadamente, Gabriel movió los párpados y lentamente abrió los ojos.
Miraba a su alrededor, desorientado, como si no supiera qué habÃa pasado.
Con la misma confusión, miró a JazmÃn durante algunos segundos antes de hablar con una voz débil: â¿Qué⦠qué me pasó?â
JazmÃn lo ayudó a sentarse lentamente.
âTe dio un infarto.â Realizar las compresiones habÃa sido agotador, y JazmÃn tenÃa una capa de sudor en la frente. Se secó el sudor, recogió su mochila del suelo, la abrió y sacó un pequeño frasco azul.
Dentro del frasco, habÃa unas pÃldoras que acababa de preparar.
Les sacó dos y se las ofreció a Gabriel: âAbre la boca, tome esto.â
Gabriel la miraba, sorprendido y pálido: â¿Tuve un infarto?â
âSÃ.â JazmÃn, con paciencia, asintió. âTuviste suerte, llegué a tiempo para salvarte. Ahora, toma la medicina, cualquier pregunta me la puedes hacer después.â
â¿Qué es esto?â Gabriel miró las pÃldoras rojas que JazmÃn sostenÃa entre sus dedos, curioso.
Las pÃldoras desprendÃan un aroma delicado y agradable.
Inhalando ese aroma, Gabriel sintió que el dolor y la opresión en su pecho disminuÃan.
âMedicinas para salvarte la vida.â JazmÃn no le dio más explicaciones, simplemente le dijo, âSi no las vas a tomar, las guardaré.â
Gabriel dudó un momento, pero finalmente abrió la boca.
Aunque no sabÃa qué era lo que JazmÃn le estaba dando.
Pero si realmente habÃa sufrido un infarto, era JazmÃn quien le habÃa salvado la vida.
No tenÃa motivo para desconfiar de ella.
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Las pÃldoras se disolvieron al instante en su boca, con un sabor fresco, dulce y un ligero amargor de medicinales.
No sabÃa si era su imaginación, pero justo después de tragar las pÃldoras, sintió que el dolor en su pe aliviaba significativamente.
Aunque todavÃa dolÃa un poco, ya no era un dolor tan insoportable.
Además, podÃa respirar más fácilmente, ya no se sentÃa tan sofocado.
Después de que JazmÃn viera que Gabriel se habÃa tomado la medicina, esperó un momento para asegurarse de que se sentÃa mejor y luego lo ayudó a levantarse lentamente.
âGabriel, creo que ya te habÃa mencionado antes sobre tu condición de salud,â JazmÃn soltó su mar frunció el ceño ligeramente, â¿Aún no has ido al hospital a hacerte un chequeo? Tuve suerte esta v no siempre vas a tener la misma suerte.â
âLos primeros cinco minutos son cruciales para tratar un infarto. Si se pierden esos cinco minutos generalmente ya no hay mucho que hacer. ¿Puedes estar seguro de que la próxima vez, o la vez d de esa, siempre habrá alguien cerca que pueda salvarte a tiempo?â
Al oÃr sus palabras, Gabriel recordó que JazmÃn, el dÃa que se habÃa transferido a la escuela, en ef habÃa hablado sobre sus problemas de salud.