Niña en sus ojos Reina en su tierra Capítulo 444
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 444
El carro llevaba más de media hora parqueado al lado de la calle.
El hombre se sentaba dentro del carro, sin decir una palabra, con un aire frÃo alrededor suyo que hacÃa que el conductor ni se atreviera a
abrir la boca.
Pasaron unos diez minutos más.
à½à½ འ༠à½
Solo entonces se oyó la voz profunda del hombre: âVamos al Hotel Neblina.â
Al oir la voz del hombre, el conductor respiró aliviado, soltó un suspiro largo y puso en marcha el carro, diciéndole con respeto: âComo diga, Sr. Elio.â
Esa tarde habÃa una subasta de joyas en el Hotel Neblina.
Entre ellas habÃa un collar de diamantes bastante caro, era el artÃculo estrella de la subasta.
La idea original de Elio era mandar a Caleb a la subasta esa tarde para que, a cualquier precio, comprara ese collar de diamantes.
Pero ahora, habÃa decidido ir él mismo.
Elio observaba la pantalla del móvil, pensando en lo que acababa de ver, sus frÃos ojos se entrecerraron ligeramente, con un rastro de frialdad en ellos, sintiendo un amargor inexplicable en el pecho, se sentÃa incómodo.
¿Asà que ese famoso Abner la conocÃa desde hace tanto?
Jazmin incluso le habÃa escrito una canción.
ParecÃa que tenian buena relación.
Ãl no sabÃa que ella escribÃa canciones, que componÃa, y que era tan amiga de un joven celebridad del entretenimiento.
Aparte de ese hombre de aspecto extraño en el club, ella tenÃa otros amigos varones.
Un sentimiento de crisis inexplicable lo hizo sentirse inquieto.
à½à½¾ à½à¾ ༠འཤྲཱ འü à½à½¼ à½à¾· ༤ à¿ à½à½½à¼
Abnerâ¦
Esa impaciencia venÃa de querer algo muy preciado, aun pensando en cómo conseguirlo, sin haberlo logrado, ya otros lo miraban con deseo, y ese algo podrÃa ser arrebatado en cualquier momento.
Elio frunció el ceño, su mirada se oscureció, y el frÃo en sus ojos se intensificó.
Tras un momento de reflexión, hizo una llamada.
Del otro lado contestaron rápido, una voz algo burlona sonó: â¿Qué viento sopla hoy que me llamaste?â
Elio ignoró la broma y fue directo al grano: âAcerca de esa inversión en la pelÃcula de la que hablaste, estoy dentro. Además, puedo cubrir dos tercios de la inversión.â
El hombre se detuvo, y luego le preguntó emocionado: â¿De verdad, Sr. Elio? ¿Estás de acuerdo en invertir?â
âSÃ.â Elio tamboreó con los dedos sobre la pantalla del móvil, girando la cabeza para mirar por la ventana con los ojos entrecerrados, âPero tengo mis condiciones.â
âDiga, diga. ¿Cuáles son sus condiciones?â
Con una voz frÃa, Elio le dijo: âEl protagonista masculino lo elijo yo. El lugar de rodaje, lo elijo yo.â
âClaro, ningún problema. Eres el mayor inversor, tienes ese derecho. Pero, Sr. Elio, que de repente quieras invertir en esa pelÃcula, no será para impulsar a algún actor, ¿verdad? Eso no se parece a ti.â
âSobre el protagonista, hablen con Abner. Tiene que ser él. En cuanto al lugar de rodaje, Estados Unidos no está mal, rodemos allÃ. Además, dile al director que quiero una obra de calidad, no me vengan con un proyecto terminado en cinco meses.â
Hubo una pausa del otro lado.
â¿Abner? ¿El cantante Ãdolo que está de moda ahora? Su popularidad es alta y tiene buen reconocimiento, no hay problema en que sea el protagonista. Pero que yo sepa, no ha participado en pelÃculas antes, podrÃa no estar interesado en cambiar de giro.â
âEl protagonista tiene que ser él, si no, olvÃdense de la inversión.â