Niña en sus ojos Reina en su tierra Capítulo 3
Niña en sus ojos Reina en su tierra (Jazmín) novela completa
CapÃtulo 3
Después de decir eso, Magda giró la cabeza hacia un lado, como si estuviera disgustada y no quisiera mirarla ni un segundo más.
Durante todo este tiempo, la expresión en el rostro de JazmÃn permaneció serena, sus ojos encantadores reflejaban una calma impenetrable, sin mostrar emoción alguna, como si todo lo que sucedÃa a su alrededor no tuviera nada que ver con ella.-
Extendió su mano para tomar su celular.
Sus dedos delgados y suaves deslizaron por la pantalla, respondió algunos mensajes importantes, luego bloqueó el teléfono y lo lanzó casualmente en su mochila que estaba a un lado.
Después sacó un antifaz para dormir de la mochila, se la puso, giró la cabeza y cerró los ojos para
dormir.
Magda volvió a mirar y al ver esa expresión despreocupada de Jazmin y que se habÃa quedado dormida asi sin más, la mirada de desprecio en sus ojos aumentó.
En esta chica del campo no se veÃa ninguna cualidad, pero los defectos ya se habÃan acumulado a montones.
Si no fuera porque el maestro adivino habÃa dicho que traer de vuelta a su hija del campo podrÃa mejorar la fortuna de la familia Alcaraz y serÃa muy beneficioso para ellos, Magda no se habrÃa molestado en llevarla consigo.
De todos modos, solo tenÃa que esperar para ver si en verdad podÃa traer buena suerte a la familia.
Si resultaba inútil, encontrarÃa cualquier excusa para enviarla de vuelta a Aguas Cristales.
En el asiento del copiloto, habÃa otra persona.
Era un joven de aspecto extremadamente atractivo estaba con la cabeza baja, la mayorÃa de su rostro estaba oculto bajo la gorra negra que llevaba puesta. Ãl habÃa permanecido en silencio desde que JazmÃn subió al auto, como si la muchacha que estaba en el vehÃculo no tuviera nada que ver con él.
Por otro lado, un Bentley negro salió del bosque y llegó a un camino lateral, donde se detuvo lentamente.
La ventana cerrada se bajó.
El hombre sentado en el asiento trasero estaba de perfil, con rasgos faciales marcados y una elegancia que revelaba su estatus. Desde un ángulo lateral, se podÃa ver que tenÃa una nariz prominente y una mandibula con una curva perfecta y seductora.
Sus profundos ojos estaban medio cerrados, su mirada era tranquila y frÃa, con un toque de indiferencia.
Mirando la camioneta Range Rover que ya se habÃa alejado, el hombre retiró su mirada indiferente, se recostó ligeramente hacia atrás y frotó la sien con sus dedos bien definidos: â¿Estás seguro de que esa muchacha está estrechamente relacionada con el Doctor Romero?â
Si.â
â¿No hay error?â
âLa información de Jacinto nunca falla. Pero, Elio, realmente no era necesario que usted viniera personalmente, habrÃa bastado con enviar a alguien para llevarla.â
Los frÃos ojos de Elio Real se abrieron ligeramente: âAún asà llegamos un paso tarde.â
Alguien se habÃa adelantado y ya habÃa recogido a la muchacha.
âAhora que hemos encontrado a la persona, mandaremos a alguien para seguirla de cerca y en cuanto tengamos la oportunidad, la llevaremos. Dijo el subordinado con respeto.
La frÃa mirada de Elio se volvió nuevamente hacia la dirección por la que se habÃa ido la camioneta Range Rover y su voz baja se llenó de un aire helado: âMantén los ojos bien abiertos, no la pierdas.â
âSi, Sr. Elio.â