Capítulo 2
Amor en Bucle con el Señor Bécquer novela completa
CapÃtulo 2
Clara se apuro a volver a casa y encontró a Maite sentada en el sofá, con lágrimas en los ojos, obviamente acababa de llorar.
No pudo evitar preguntar â¿Qué te pasó, Maite? ¿Dónde está mi padre?â
Maite, la madrastra de Clara, quien prácticamente la crio, respondió con rabia al escuchar su pregunta. âEse desgraciado de Raúl, es un verdadero sinverguenza,Es demasiado cruel! Durante los tiempos dificiles de Satellite Business International CO., siempre estuviste a su lado y ahora que ha tenido éxito, te da la espalda y hasta quiere mandar a tu padre a la cárcel. Tu padre ya está detenidoâ.
Clara quedó atónita por un momento y luego dijo: âMaite, no te desesperes, voy⦠Voy a hablar con Raulâ.
Clara pensaba que, a pesar de que ya habÃan terminado, él no serÃa tan despiadado y harÃa alguna concesión en base al cariño que alguna vez tuvieron.
Llamó por teléfono y al otro lado, Raúl respondió rápidamente. Clara trató de mantener la calma: âRaúl, ya rompimos, pero te pido que no lastimes a mi padre por causa miaâ.
El hombre rio sarcasticamente y dijo: âSiendo una deuda tan grande, alguien tiene que pagarâ.
Clara intentó suplicarle de nuevo, pero Raúl cambió de tema repentinamente: âHay otra opción, depende de si tú quieres o no. Clara, si estás dispuesta a estar conmigo durante cinco años, dejaré a tu padre en pazâ.
Clara se quedó petrificada. No podÃa creer que Raúl pudiera ser tan despreciable; querÃa aprovecharse no solo de su éxito, sino también de su cuerpo. Clara se sentia tan enfurecida que temblaba por completo: â¡Raúl, me das asco!â
Ãl se rio sin preocuparse: â¿Acaso no sabÃas qué tipo de hombre soy?â
Ella apretó los dientes y dijo: âNo seré tu amante! ¡Raúl, ni lo sueñes!â
Raúl se rio suavemente, âEntonces, mejor ve a buscar un abogado para tu padre. Clara, no digas que no te lo adverti, con una suma asà al menos le caerán
diez añosâ.
Clara se rio frÃamente: âContratare al mejor abogado!â
â¿Te refieres a Flynn?â Raúl sonrió con serenidad. âClara, ¿olvidaste que él es mi cuñado, crees que te ayudará en el juicio?â
Ella se quedó paralizada.
Raúl habló suavemente: âClara, te esperaré hasta que vengas a rogarmeâ.
Justo cuando Clara colgó el teléfono, Maite comenzó a maldecir con rabia. âEse desgraciado, ¡que siga soñando! Prefeririamos morir antes que dejarte ser su amanteâ.
Maite empezó a llorar nuevamente: âFlynn es el cuñado de Raúl, ¿cómo podrÃamos contratarlo? Clara, piensa en algoâ.
Ella bajó la cabeza.
Después de un rato, dijo en voz baja: âHe visto a Flynn esta noche, intentaré hablar con élâ.
Marte, era una mujer muy sensible. Olió el alcohol en el aliento de Clara y vio el abrigo masculino que llevaba puesto, asà que dedujo lo que habÃa sucedido.
No fue fácil ver a Flynn.
En el vestÃbulo de la ConsultorÃa Aurea Legal, la recepcionista la rechazó cortésmente: âLo siento señorita, no puedo dejarla entrar sin una citaâ.
Clara lamentó no haber guardado su tarjeta la noche anterior. Pero no sirve de nada lamentarse, asà que preguntó de inmediato: âSi hago una cita ahora, ¿cuándo podré ver al abogado Bécquer?â
La recepcionista revisó: âTendrá que esperar al menos dos semanasâ.
Ella comenzó a impacientarse.
Justo en ese momento, las puertas del ascensor se abrieron y salió una pareja. El hombre era Flynn. Vestia un traje clásico en blanco y negro, lucÃa muy profesional.
Flynn vio a Clara al salir del ascensor, pero actuó como si no la conociera. Se despidió de su cliente en la puerta y luego volvió a la recepción, se detuvo un momento, la miró y preguntó bromeando: â¿Cambiaste de opinión?â
Clara se quedó petrificada.
Enseguida entendió lo que él querÃa decir, su cara se puso roja y rápidamente levantó la bolsa de papel en su mano diciendo: âVine a entregarle su chaquetaâ.
Flynn extendió la mano y tomó la chaqueta. Mantuvo cierta cortesÃa, asintió con la cabeza y dijo: âGraciasâ. Terminado eso, se dirigió directamente hacia el ascensor, sin decir una palabra más.
Clara empezó a ponerse nerviosa y lo alcanzó, diciendo: âAbogado Bécquer, me gustarÃa pedirle queâ¦